Fuera de


Pues bien, ¿que se supone que está fuera de?, ¿todo debe estar dentro de? ó ¿debe estar en?, particularmente me inclino a que las cosas que están fuera, son ajenas porque no están dentro, es idiota el argumento pero el hombre casualmente obliga a que todo este dentro de o fuera de, “la pudicia nos da el empujón”.
Las nuevas tecnologías si henchirán la línea establecida, ya que todo debe pertenecer a, pero aún dentro de las nuevas tecnologías, esto seguirá pasando, y tortuosamente hay cosas aún fuera de, que no se conciben como dentro de; pero el caso no es tratar de remolcar lo que está fuera de a dentro de; sino saber puntualmente que está fuera de y no se toma en cuenta; ya que es más fácil darle la vuelta, y recibir con los brazos abiertos lo que está calientito.

Ahora que estuve leyendo algunos comentarios de los valedores, recordé algunas cosas: El cometario de Cecilia acerca de lo subversivo de 0100101110101101.ORG "The most radical action you can do is to subvert yourself"; me recordó a G.G Allin, lo que está fuera de, ya que GG también recurría a un seudónimo al igual que ellos, e igual importa mas el contenido de su trabajo,y también la idea de subvertirte a ti mismo

Estoy completamente de acuerdo con Adrián, no porque ahora casualmente haga una relación con el punk, pero si creo en la corta permanencia voluntaria, igualmente vuelvo a citar a GG Allin y obviamente al valiente Gunther Brus, a Ron Athey( éste si juega con una permanencia, pero, bueno era necesario aludirlo, ya que su permanencia radica en mermar su cuerpo), y prosaicamente el contenido de estos desemboca en Pink Flamingos que es donde se trata de “hacer tangible lo incoleccionable” como mencionada Pablo; ya que por ejemplo: la coprofagía de GG o de Brus no es coleccionable solo la experiencia es el reconocimiento. Es aquí donde creo que llevar el arte hasta la última de sus consecuencias, ya sea arriesgándolo, dejándolo morir, o morir con el, hace mas tangible algo que no sirve para nada y que lo compran y no roban unos completos imbéciles, del que hablan los medrosos, y el légamo del arte se va a pitorrear de ellos para que llegue el totémico copyright y le de la concurrencia que esperamos idiotizados, luego; la permanencia de las piezas quizás solo se oiga una vez, se vea una vez o no la oigan, huelan o sientan muchos, si no los necesarios para contarlo, para avasallar como el cuento, para que lo arrebujemos ahora si, sin conocerlo, la tecnología así, puedo creer, se manifiesta.

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